La propuesta que llevamos adelante de manera conjunta entre 3° y 6° Grado en el marco de los bloques temáticos “Cuidados, derechos y ciudadanía” y “Las sociedades a través del tiempo” aborda la gran ola migratoria del siglo XIX y la migración contemporánea.

Argentina se caracteriza por ser una nación con una fuerte impronta migratoria. La movilidad internacional y regional hacia nuestro país ha sido una constante histórica que fue dejando su marca en la vida social, política y cultural.
El acto de migrar, de atravesar una frontera, constituye un hecho en el que se conjugan un sinfín de factores sociales. Cuando una persona cruza una frontera internacional, se “convierte” en migrante, a la vez que es construida en su reconocimiento legal y tratamiento jurídico y político. A su vez, estas personas, devenidas ahora en migrantes, son compuestas social, simbólica y culturalmente mediante representaciones que circulan y se reproducen y que tienden, en muchos casos, a estigmatizar o a discriminar o bien a destacar su figura. La discriminación, el racismo y la xenofobia se sustentan en relatos que producen y reproducen estereotipos negativos sobre quienes migran o son racializadas y racializados. Por eso, creemos que es fundamental nuestro rol como escuela para poder problematizar estos discursos mientras se enriquece progresivamente una visión más compleja, dinámica y empática de la sociedad.
Abordamos esta temática desde distintos puntos de vista, fuentes de información y recursos, proponiéndoles a los chicos y las chicas diversas actividades adaptadas para cada Grado y desarrolladas de manera conjunta.

Por ejemplo, se elaboraron historietas y cartas desde un trabajo grupal entre ambos Grados. Invitamos a los chicos y las chicas a ponerse en el lugar de las personas que arribaron a nuestro país durante el siglo XIX. Se pusieron en juego preguntas y saberes de distinta índole. ¿A quién le escribirían? ¿Qué le contarían? ¿Cómo habrán sido sus experiencias? ¿De qué dependían? A lo largo de este proyecto, las chicas y los chicos descubrieron que detrás de cada persona que cruza una frontera hay un mundo de motivos, emociones y decisiones. Creemos que acompañar estos procesos implica abrir preguntas, desarmar prejuicios y animarnos a mirar a los demás desde la sensibilidad y la curiosidad. Nos queda la certeza de que, cuando entendemos la diversidad como una oportunidad para aprender y crecer, construimos una comunidad más justa, más humana y más hermosa. Que estas experiencias e historias compartidas nos inviten a seguir abriendo puertas y abrazando diferencias.