Cuando se trata de revalorizar los espacios experimentales en tiempos de bimodalidad y de proponer una visión más amigable del mundo científico, en este caso de la fisicoquímica y de la química, la experimentación en casa aparece como un gran aporte a la actividad científica escolar, ya que permite formular modelos mucho más cercanos a la realidad de cada estudiante, logrando, así, la articulación entre lo teórico y lo práctico, elementos que juegan un papel clave en la enseñanza de las ciencias naturales.
En 2020, les contábamos acerca del uso de distintas simulaciones computacionales como modo de complementación del trabajo experimental; este año, queremos compartir con ustedes otra alternativa que acerca y conecta a cada estudiante con la exploración y el asombro.
En este caso, son los hogares los espacios que se resignifican y la cotidianeidad el entorno adecuado para la exploración.
A continuación, presentamos dos actividades que fueron realizadas desde las propias casas de los chicos de 3º y 5º año.
La maravilla de la presión atmosférica
Con la llegada al 3º año, nuestros estudiantes comienzan a trabajar en fisicoquímica: una nueva asignatura del campo de la formación científica con la que aparecen espacios de acción específicos. El laboratorio, sin lugar a dudas, ocupa un papel protagónico en el desarrollo de los modos de conocer y hacer ciencias naturales.
En el marco del análisis de la dinámica atmosférica como elemento clave en el estudio del llamado “efecto invernadero”, cada uno de los estudiantes asumió el desafío de realizar un breve experimento para evidenciar los efectos de la presión atmosférica.
¿Les gustaría conocer algunos de los resultados de estas actividades?