En la asignatura Gastronomía y Turismo del Bachillerato con Intensificación en Inglés, junto al grupo de 3º Año, pusimos el foco en la cocina. Pero hicimos algo más que, simplemente, aprender palabras relacionadas a comidas y recetas. Entendemos a la cocina como un fenómeno geopolítico, con un incuestionable rol en la formación de nuestra identidad como argentinos —o porteños, quizás— y como parte de una familia.

En ese marco, estudiamos gastronomía internacional, sus características y algunas recetas típicas; debatimos acerca de la problemática de género que encierra la práctica de la cocina; analizamos la importancia del acceso a recetas nutritivas y económicamente viables para la población; estudiamos la Ley de Etiquetado Frontal y la industria de los ultraprocesados. Finalmente, luego de un extenso recorrido, acordamos que saber cocinar es un derecho y que no hay mejor forma de hacerlo valer que compartiendo recetas.
Así fue como decidimos realizar un libro de recetas familiares: platillos de nuestro entorno cuya magia excede el mero sabor porque nos evocan felicidad. Y para facilitar su difusión, quisimos hacerlo virtual.


Para llevarlo adelante, primero, estudiamos vocabulario gastronómico, luego, vimos muchas —¡pero muchas!— recetas (observando, por ejemplo, el lenguaje gourmet) y, por último, nos corrimos un poco del eje del lenguaje hacia el plano artístico-estético y nos concentramos en las distintas técnicas que utilizan los chefs para crear contenido audiovisual a partir de sus recetas.
Las estudiantes se dividieron en grupos y seleccionaron recetas bajo una consigna: debían ser simples, pero deliciosas. Compartimos con ustedes parte de lo mucho que crearon.