¿De dónde salen los cuentos? ¿Podemos hacer de la escuela un lugar del que surjan nuevas historias? Con estas preguntas en mente, este año lanzamos el Concurso Literario del Glaux Primario: un espacio dedicado a la creatividad, la escritura libre y el disfrute por una actividad compartida.

Si queremos enseñar a pensar, debemos, primero, enseñar a inventar.
Gianni Rodari, Gramática de la Fantasía

Un concurso literario presenta muchas oportunidades. Y es que, por un lado, la literatura es refugio, es un espacio que se puede habitar. Leer y crear literatura nos permite ser en este tiempo y espacio y, a la vez, en otros. Creemos que este tipo de actividades abre la puerta de entrada a ese mundo maravilloso, para que cada vez sean más las chicas y los chicos que puedan disfrutar de una imagen construida con la belleza de las palabras, dejar volar la imaginación y activar las habilidades que permiten la invención. Pero, por otro lado, un concurso permite, también, propiciar una situación de escritura con una finalidad concreta que demanda la necesidad de apropiarse de las herramientas ortográficas y gramaticales que organizan nuestra lengua escrita. Es notable cómo, frente a estas consignas, aparecen entre las y los estudiantes preguntas genuinas: “¿con qué b/v se escribe?”, “¿está clara la letra?”, “¿se entiende lo que quise contar?”. Se trata del tipo de dudas y preguntas que queremos instalar como parte de la reflexión en el proceso de escritura y que, para surgir, requieren de la existencia de un destinatario real y de una finalidad clara asociada la práctica de la escritura.
Le realizamos la invitación a formar parte de esta aventura a los grupos de 1º a 6º Grado. Las chicas y los chicos más grandes, los de 7º, en tanto, fueron los encargados de promover la difusión del concurso y de formar parte del jurado que seleccionó los premios y menciones.


Para comenzar, cada docente eligió una propuesta de escritura como disparador y la presentó a todos los chicos. Luego, avanzaron en la relectura y revisión solamente aquellos que querían ingresar al concurso, dado que la participación era optativa. Para garantizar el anonimato, tuvieron que pensar en seudónimos. Encontramos nombres desopilantes y divertidos: “Super Remolina”, “Oreo Papafrita”, “La Lapicera Mágica”. Y, por supuesto, no faltaron algún Messi y algún Maradona.
Algunas consignas de escritura apuntaban a las transformaciones, como en La metamorfosis, de Kafka. En otros casos, se recurrió a tipos textuales que habían sido trabajados en los proyectos: policiales, el estilo de Las mil y una noches, la impronta de los cuentos de la biblioteca del aula. También se propuso pensar las historias desde lugares provocadores. En 6° Grado, por ejemplo, una de las preguntas disparadoras fue: “¿te animás a matar un animal en un cuento?”.
Desde el momento en que 7° realizó la promoción, se generó muchísimo entusiasmo. Y, al momento de participar, una gran convocatoria. Ver a las chicas y los chicos escribir en la escuela es una escena que disfrutamos mucho: la concentración, la lectura a los pares para compartir opiniones, el orgullo al momento de colocar el tan ansiado “fin” y entregar la historia.


¡Felicitamos a todas y todos los participantes! Disfrutamos mucho de las maravillosas historias que escribieron.

Como cierre, les dejamos el comienzo del cuento escrito por Pilar Álvarez Costamagna:

“Una noche de estrellas Sherezade empezó a contar una historia de amor:
Una noche perfecta una chica de ojos verdes llamada Nahiara se despertó en un castillo que estaba a punto de caerse. Cuando miró para un lado, rezó y dijo:
-Por Alá, que sea una pesadilla.
Luego se levantó de la cama y poco a poco se acercó a una puerta negra. Tocó la puerta y con mucho miedo dijo: ¿hay alguien ahí?...”