En 2° Grado abordamos el género de la poesía con la lectura del libro Zoo loco, de María Elena Walsh, brindándole a las niñas y los niños la oportunidad de leer y releer poesías como una experiencia de acceso a la musicalidad y belleza del lenguaje poético con el propósito de que dichas lecturas los conmuevan, les permitan disfrutar de la gracia y la belleza de la palabra y, por sobre todo, los animen a leer, releer y buscar otros poemas..

En el libro, María Elena Walsh describe estos textos: “en general, cuentan soberanas tonterías, cosas requetesabidas o descomunales mentiras. Algo parecido a lo que sucede con muchas coplas populares de Hispanoamérica”. Zoo Loco incluye 42 limericks referidos a animales muy divertidos y disparatados. Lo leímos y releímos en el aula, remarcando los juegos de lenguaje y la musicalidad que generan la repetición de la métrica y la rima.
Tal y como sucede con las canciones, disfrutábamos más y más de las poesías mientras más veces las cantábamos, las recitábamos, las decíamos, las leíamos.
La propuesta general fue buscar un momento del día para recitar un poema y, luego de repetirlo varias veces, pedirle al grupo que eligiera el preferido por votación para regalárselo a otra Sala, reinventar nuevas versiones, jugar a leerlo despacito, rápido, chiquito, grande, larrrrgo, cortito, cantando, saltando, susurrando…
Posteriormente, como hilo conductor de la lectura sucesiva de los poemas, buscamos ir armando la galería de personajes del libro a medida que íbamos leyendo cada texto. Así, quedaron registrados todos los animales que aparecen en el libro, junto a algún rasgo que los caracteriza.
Jugamos a hacerles preguntas a los poemas, como una suerte de desafío para estimular la curiosidad de las y los pequeños: ¿por qué la vaca es rara? ¿Cómo hizo la tortuga para llegar de Neuquén a Buenos Aires en un santiamén? ¿Qué le dice la lechuza al gato concertista? ¿Por qué, si llovía mucho, el chimpancé no se mojó? ¿Cuál es la fortuna de la palomita de la Puna? ¿Por qué el sapo está enojadísimo con la rana? ¿Por qué la rana está llorando? ¿Cuál es la dieta que le receta el sapo médico en Calamuchita?
Inventamos nuevas aventuras sobre lo trabajado desde la oralidad y lo llevamos al plano de la escritura espontánea, libre y creativa.


Compartimos rondas de lecturas: “absurdas, divertidas, disparatadas, locuaces” de poesías reconstruidas por las y los chicos. Miramos las ilustraciones y jugamos a adivinar qué animal aparecía nombrado en el limerick que ilustraba. Mientras tanto, seguíamos pensando a través de nuevas preguntas: ¿Cómo es ese pez? ¿Su cuerpo tiene algo que les llame la atención? ¿Qué disfraz se puso el lobo? ¿A qué personaje de cuento se lo copió?
Comparamos las características reales de los animales con las características imaginarias que aparecen en los limericks. Conversamos y compartimos el significado de algunos términos que aparecen para favorecer el placer de la escucha, el disfrute del humor y la situación que se plantea. Por ejemplo: santiamén, concertista, twist, fama, letrada, campante, indecisa, serpentina, kimono, frac, chiripá, alpargatas, capelina, pulpería, pulpero, maracas, patagónica, filarmónica.
Reflexionamos y analizamos los nombres de los lugares y las personas citadas en el texto. Por ejemplo: Neuquén, Ensenada, Samborombón, Japón, Morón, Santa Fe, Liszt.
De esta forma, estas propuestas habilitaron a la imaginación, el disparate, el absurdo, lo posible en un mundo de imposibles y desde allí a la escritura: escrituras individuales, en parejas, grupales, lúdicas. Siempre con posteriores relecturas para lograr mejorar las versiones originales y hacer nuevos y mejores textos.
Casi casi, llegamos al final: comenzamos a ensayar en el aula el recitado de poemas preferidos, diseñamos y construímos títeres para acompañar la dramatización y recitado en un cierre al que llamamos “Desayuno literario”, donde pudieron acompañarnos las familias junto a ricos matecitos y pastelitos dulces y salados.