El 10 de diciembre, cuando en Argentina asuma un nuevo presidente, habremos cumplido 40 años de democracia. Años que, según el prisma con el que se los mire, pueden ser pocos o muchos; pero lo cierto es que para los que vivimos de uno u otro modo la última dictadura militar, pensar que hemos logrado como sociedad vivir 40 años en democracia, nos emociona.

En todo este tiempo, mucho se ha dicho y escrito sobre la democracia, sobre sus virtudes y sobre sus deudas pendientes. En la escuela, en nuestra escuela, siempre nos ha parecido importante su defensa y la lucha por una sociedad más justa. Del mismo modo, en nuestras prácticas cotidianas, impulsamos el apropiarnos y poner en práctica los valores democráticos de la participación, la libertad de opinión, el intercambio de ideas y la búsqueda de consensos que nos permitan establecer acuerdos de convivencia.
Es indudable que, al pensar en los 40 años de democracia, también tengamos que referirnos a la última dictadura militar. No sólo porque este período democrático se inició con el fin de uno de los momentos más oscuros y dramáticos de nuestra historia, sino también porque para las y los estudiantes de hoy, nacidos y formados en democracia, el último golpe de Estado puede resultar un acontecimiento más de la historia argentina: algo un poco menos remoto que la Revolución de Mayo, el modelo agroexportador de fines del siglo XIX o el bombardeo a Plaza de Mayo de 1955, sólo por mencionar algunos de los hechos que hacen a nuestro pasado.
Este año, los profesores del Área de Ciencias Sociales nos propusimos hacer un alto en las distintas actividades previstas y organizamos una semana temática (que finalmente terminó extendiéndose por mucho más tiempo) en la que nos abocamos, junto a nuestros estudiantes, a pensar y trabajar sobre los 40 años de democracia.
Las propuestas, desde las diferentes asignaturas y a través de diversas actividades, tuvieron tres ejes de trabajo: en primer lugar, nos preguntamos qué fue la dictadura, cuál es la importancia de la memoria, cómo recordar y cómo valorizar y defender la democracia; en segundo lugar, pensamos a la democracia como un sistema que permite la construcción de derechos que dignifican la vida de las personas; por último, y atendiendo a que el 2023 es un año electoral y muchos y muchas de nuestros estudiantes votan por primera vez, elaboramos propuestas para que adquieran herramientas que les permitan ejercer su derecho político con mayor autonomía.
Desde la escuela consideramos que hoy, ante el resurgimiento de voces que hablan a favor de la dictadura y cuestionan los acuerdos construidos en estos 40 años, es imperativo reivindicar el sistema democrático.