Los bichos y los insectos forman parte de ese mundo que está muy cerquita del piso y por debajo de la tierra. Un mundo que causa mucha curiosidad e interés en los más chicos. Por eso, con esta propuesta de trabajo que llevamos a cabo en Sala de 4, nos propusimos tomar esa curiosidad natural para acercarlos al mundo de los invertebrados.
De esta forma, fue como nos convertimos en exploradores de bichos e insectos, para que progresivamente amplíen su mirada, puedan formular preguntas e hipótesis, consultar distintas fuentes, analizar y comparar cada bicho e incorporar nuevas palabras a su vocabulario. Así también nos iniciamos en la investigación de nuestro entorno cercano y de sus fenómenos relacionados, por ejemplo, las etapas del año, como la primavera, en la que se sucede la polinización de las plantas; la función de las abejas; el ciclo de vida de las mariposas y los caracoles.
Sorprendidos y fascinados por los insectos que observaban, tanto en el patio, en el Jardín de mariposas, como en la Sala, comenzamos a recabar información en relación a su hábitat, alimentación y estructura física, para saber de qué manera contribuimos para su sano crecimiento y reproducción. Pasaban los días y volvían al Jardín contando cuáles eran los bichos que encontraban en sus casas.
A lo largo de este recorrido, las propuestas fueron variadas. Comenzamos presentando a Antonia, nuestra nueva amiga de la Sala: una vaquita de San Antonio que nos trajo una historia muy divertida, El coleccionista de insectos, de Alex G. Griffiths, que nos sirvió como disparadora para conversar acerca de qué es un bicho, cómo se llama realmente, cuáles conocemos y cuáles no.
Luego, iniciamos nuestra búsqueda utilizando lupas en el patio del Jardín y en el Jardín de mariposas, observando los bichos e insectos que se podían encontrar. También llevamos unas tablets para tomar fotos y palas para explorar en la tierra. Fuimos dejando todo plasmado en cartulinas y afiches. Indagamos acerca de cuáles eran los bichos que querían investigar y lo dejamos anotado. La lista se fue incrementando con los días: lombriz, babosa, caracol, araña, mosquito, cucaracha, vaquita de San Antonio, abeja, mariposa, grillo. Todos estos fueron los bichos en los que nos detuvimos a investigar, por lo que, a partir de la observación de libros, imágenes y videos comenzamos a establecer similitudes y diferencias entre ellos: identificamos dónde viven, cómo se desplazan, de qué se alimentan, cuáles son sus características principales e hicimos comparaciones. Luego, nos divertimos mucho modelando con porcelana fría los insectos investigados.
A partir de la canción “Los exploradores”, de Mariana Baggio, nos convertimos en grandes exploradores y para ello confeccionamos nuestra vestimenta: realizamos binoculares con tubos de cartón y decoramos unas remeras para poder diferenciarnos. También armamos unas bolsitas recicladoras con sachets de leche.
Como cierre de esta maravillosa propuesta, realizamos una salida a la plaza Aristóbulo del Valle, ubicada en Villa del Parque, para poder seguir buscando bichos e insectos. Para ello nos dividimos en pequeños grupos con distintas tareas. Por ejemplo, sacar fotos de los insectos con las tablets, para luego indagar en el Jardín sobre sus características. Otro de los grupos tuvo que recoger en frasquitos y recipientes con respiración algunos insectos en particular, como hormigas y lombrices, para luego poder observarlos con más detalle en la Sala utilizando las lupas y microscopios. Por último, otro de los equipos llevó una lista para ir tachando los elementos que fueron encontrando en la plaza. Al volver al Jardín, confeccionamos un terrario en el que colocamos los bichos que recolectamos en la plaza (por ejemplo, caracoles, lombrices y bichos bolita) y así pudimos observarlos con lupas durante un tiempo, para luego devolverlos a su medio natural.
¡Fue una experiencia muy significativa para todos los niños y las niñas! En todo momento se los observó entusiasmados, activos y muy curiosos.
Autora: Daniela Galle