La identidad se construye desde nuestra biología, en combinación con nuestra cultura, con elementos de nuestra historia social y, también, a partir de la música que nos gusta y de cómo nos vemos y de cómo aprendimos a expresarnos.

Quien escribe, por ejemplo, sabe que es hija de un hombre italiano y de una mujer cordobesa. Sabe que nació en Buenos Aires y por parto natural. Sabe cómo se llamaron sus abuelas y abuelos; que unos vinieron en barco escapando de la guerra y que los otros nacieron en tierra argentina. Quien escribe, además, puede reconocerse en los ojos de su padre y en los pies de su madre. Esos detalles que parecen simples, sutiles y triviales hacen que cada uno de nosotros pueda conocer y narrar su propia historia con honestidad y verdad y brindan bases seguras para la construcción de sí mismo. De eso se trata el derecho a la identidad: de conocer nuestra historia para poder plantarnos en ella, desarrollarnos y crecer con seguridad.
Pero ¿por qué la identidad es un derecho? ¿Por qué el Estado tiene que garantizarnos y proteger nuestra capacidad de saber quiénes somos y de dónde venimos? Saber el nombre que nuestros padres eligieron ponernos, conocer nuestro apellido, saber quiénes somos, dónde nacimos y cuál es nuestra familia de origen es algo que todos creemos que conocemos, porque se trata de cuestiones que se nos aparecen como “obvias”. Sin embargo, hay muchos argentinos que, después de más de 40 años, todavía no conocen su verdadero origen. Nos referimos a esos niños, niñas y bebés que fueron robados de sus familias durante el Proceso de Reorganización Nacional por las fuerzas del propio Estado. Ese Estado que debe garantizarnos el buen vivir.

Momento de compartir

Luego de haber trabajado en las diferentes asignaturas, generamos un momento para compartir nuestras producciones. Los estudiantes de 1° A prepararon, en forma colectiva, un texto y una presentación visual en las que sintetizaron los eventos históricos centrales que permitieron la construcción del derecho a la identidad y los conceptos clave para entender la importancia de este derecho.

Presentación

En la asignatura Artes, se trabajó con la canción “Soy”, de Yamandú y Tabaré Cardozo, como disparador. En 2016, esta canción formó parte de la apertura del ciclo “Teatro por la Identidad” y sus derechos de autor fueron cedidos a la Asociación Abuelas de Plaza de Mayo. En lo que hace a artes visuales, las y los alumnos de 1° A y 1° B elaboraron autorretratos con técnica de grabado y con técnica de collage a partir de la frase “con los añicos del cristal, armar mi espejo”, que forma parte de la letra de la canción; mientras que, en lo que respecta a la música, ejecutaron su propia versión colectiva del tema y escribieron sus propios recitados, en los que reflejaban, en una sola frase, cómo se autopercibían en ese momento de sus vidas.

Evidentemente, estas frases y retratos irán cambiando a lo largo del tiempo porque nuestra identidad y la forma en que nos auto-percibimos se construye y transforma a lo largo de nuestras vidas. Nuestra identidad se va formando a través de las experiencias que vamos viviendo, en los entornos de los que participamos, con las personas con quienes interactuamos y con las historias que nos cuentan. La identidad nos refiere, también, a esa “doble pertenencia” de las personas: somos alguien para nosotros mismos y somos alguien para la sociedad en la que vivimos. La identidad es dinámica y es un derecho.

Docentes que participaron del proyecto “Identidad”:
Alejandra Cardoso (Historia 1° A)
Belén Barrantes (Biología 1° A y B - Tutoría 1° B)
Natalia González (Artes 1° A y B)
Mariana Bordoni (Formación Ética y Ciudadana 1° A y Tutoría 1° A)
Victoria Urbini (Arte 1° A y B)
Víctor Menarguez (Historia 1° B y Formación Ética y Ciudadana 1° B)